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No existe la obligatoriedad de enseñar Educación Sexual en España

No existe la obligatoriedad de enseñar Educación Sexual en España

Impartir Educación Sexual en el Estado Español no es obligatorio. La actual ley de Educación, la LOMCE (Ley Orgánica 8/2013, de 9 de diciembre, para la mejora de la calidad educativa), no incluye ni regula ninguna materia similar.

Anteriormente, con la asignatura de Educación para la Ciudadanía, había un marco para impartir en la ESO contenidos relacionados.

Actualmente, algunas comunidades autónomas han desarrollado normativas que contemplan la diversidad sexual o la igualdad de género, directamente implicadas, pero es insuficiente.

En la práctica, lo más importante es querer abordar la cuestión, lo que depende de los valores del propio profesorado o de su Proyecto Educativo de Centro. Si este conflicto está superado, existe el miedo a madres/padres a no hacerlo bien, por lo que se suele decidir contratar la impartición de talleres externos a profesionales o entidades especializadas. Muchas veces este trabajo es voluntario, o requiere de la implicación de las AMPAS. Eso sí, siempre se limita a las  pocas horas sueltas que apenas sobren tras impartir las materias obligatorias sí contempladas en el currículo.

Por eso debe haber una ley estatal, orgánica,  que contemple la impartición de forma obligatoria  y específica de la materia de Educación Sexual. Teniendo en cuenta la naturaleza de esta materia, también deberían abordarse contenidos transversales.  

La sexualidad es la manera en que vivimos y nos relacionamos con nuestro sexo, con el hecho de ser hombre/mujer o las diversas posibilidades en los dos extremos de ese continuo. Somos seres sexuados, del mismo modo que la persona no se puede separar de su personalidad, la sexualidad no se puede separar de nuestro sexo, incluso aunque no queramos etiquetarnos. La sexualidad no versa sólo de las prácticas sexuales. Así pues, impregna todo nuestro ser, existe siempre y la Educación Afectivo - Sexual debe impartirse a todas las edades.

Así, en Educación Infantil y Primaria, puede tratarse de los afectos, de cómo relacionarnos pacíficamente, evitar la violencia, los diferentes tipos de familias, del conocimiento del cuerpo y de la autoestima. En Educación Secundaria, nos prepara para la vida adulta y para vivir la erótica con satisfacción. En ningún caso promueve un mayor número de relaciones sexuales, aunque esto tampoco debiera preocupar, pues lo importante es que un mayor conocimiento implica prácticas más libres, conscientes y responsables. La educación sexual actual está basada en los miedos, el coitocentrismo y el heterocentrismo, desde unas categorías muy cerradas de las etiquetas hombre/mujer, heterosexual/homosexual, lo bueno/lo malo. Cada persona es un mundo, eso es lo que implica la diversidad sexual. Por eso se reivindica una sexualidad desde un enfoque inclusivo, diverso, que reconozca la libertad y el placer.
Es importante que se conozcan los métodos anticonceptivos o contracepción y también las infecciones y las enfermedades de transmisión sexual. Pero si sólo se habla de eso y no se expresa también que las relaciones sexuales pueden ser divertidas, estamos transmitiendo miedos y angustia. Podemos abordar las diferentes identidades y orientaciones sexuales, puesto que no hay una manera única de enfrentarse a la sexualidad.

La igualdad de género suele quedar también fuera de la educación sexual, en especial teniendo en cuenta el poco tiempo que se dedica a estos contenidos. Muchas veces no se usa preservativo no porque no se conozca su existencia, sino porque la falta de empoderamiento o la desigualdad en las relaciones provoca que las chicas jóvenes tengan miedo de enfrentarse a sus parejas masculinas. En otras ocasiones, los estereotipos, el enamoramiento o la confianza, hace que creamos que nuestra pareja no puede tener ninguna infección de transmisión sexual, que basta con usar métodos anticonceptivos como la píldora, que no protegen de ITS. Por otro lado, la cultura de la violación impregna la sociedad de hoy en día. Frases como el NO es NO,  deben recordar a los varones que el consentimiento es importante para iniciar y continuar cualquier relación sexual. 1 de cada 3 mujeres sufre o ha sufrido violencia de género, incluyendo violencia sexual.

¿Por qué no nos atrevemos a decir que no? ¿Somos iguales hombres y mujeres? ¿La sexualidad es sólo penetración? ¿Y los hombres? ¿Deben ser siempre los fuertes  y estar dispuestos a llevar la iniciativa? ¿Me siento realmente del sexo que me han asignado? ¿Cómo se gestionan las emociones? ¿Sabemos dónde está el clítoris? ¿Qué nos atrae y qué no? ¿Cómo debemos realizar la higiene de nuestro cuerpo? ¿Cómo funcionan la menstruación y el ciclo fértil? ¿Quiero ser madre? ¿Soy menos capaz por ir en silla de ruedas? Estas y muchas otras cuestiones vitales deben tratarse dentro de una materia de Educación Sexual. Una asignatura convenientemente diseñada e impartida sería laica, científica, adaptada a la edad, con perspectiva de género, diversidad sexual y funcional y garantizaría una sociedad mucho más libre, responsable y con mayor bienestar.

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